Em "mundoestribo" ontem a matinal de rejoneio, quase a encerrar a feira.


Sevilla (España) La matinal de rejones en Sevilla se vivió en un abrir y cerrar de paraguas, con un público que ocupó menos de media plaza, aguantando una lluvia intermitente y con muchas ganas de que los seis rejoneadores salieran triunfantes. Fermín Bohórquez, que se despedía de La Maestranza, fue el único al que la Presidenta le concedió la oreja. No obstante, la faena de más entidad fue la de João Moura, quien dio una vuelta al ruedo y que, junto a Leonardo Hernández, fue el que más sufrió el temporal. Destacó un Manuel Manzanares con torería. Luis Valdenebro recibió el calor de su ciudad, cuando ya amainaba la tormenta, y Lea Vicens también gustó. Ambos dieron una vuelta al ruedo Fermín Bohórquez brindó a los Peralta el primer toro de Benítez Cubero, un berrendo aparejado, bajo y armónico de hechuras, encastado, al que recibió montando a Rubia. Para cerrar faena puso dos pares de banderillas a dos manos y dos cortas, clavando muy reunido. Rejón final efectivo y oreja.   João Moura le brindó su toro, con el hierro Pallarés, a Fermín Bohórquez. El segundo berrendo aparejado, suelto de carnes, bizco del izquierdo, tuvo más clase y nobleza. Lo llevó cosido a la grupa, para luego clavar al quiebro con solvencia. Le tocó peor parte en cuanto a la lluvia que comenzó a apretar durante la lidia. Cayó un auténtico aguacero que hizo que el caballo se resbalara en una frenada, afortunadamente lejos del toro. Clavó dos cortas para finalizar con cuatro banderillas, una faena corta debido al mal estado del ruedo. Mató con efectividad y fue difícil calcular el número de pañuelos que se asomaron entre los paraguas, aunque la Presidenta se llevó una sonada bronca. Leonardo Hernández solicitó que se arreglara el piso, por lo que se retrasó la salida del tercer toro. El de Benítez Cubero, negro, bajo, cuesta arriba, hondo y de mucho cuello, tuvo poca fijeza y celo. Le colocó dos rejones de castigo y se dolió en banderillas. Le costó que obedeciera en los quiebros y tuvo que cambiar de caballo para llegarle más a su oponente, convenciendo al público. Cuando realizaba cabriolas empezó a llover fuerte de nuevo. El trío de cortas y el rejón certero, hizo que se asomaran pañuelos, otra vez. Manuel Manzanares lidió al cuarto, negro, zancudo, cornidelantero, con un inicio un tanto deslucido por el estado del ruedo, resbalando tanto el caballo como el toro. Con dos rejones de castigo y la escasa fuerza del animal, a la embestida le faltó transmisión y poder. Muy torero, el rejoneador destacó imprimiéndole clase a su labor. A lomos de Garibaldi citó muy en corto, llegando con fuerza al público. Antes de poner las cortas, el toro se echó así que las cambió por el rejón de muerte, que clavó en lo alto. Tuvo que descabellar y fue ovacionado tras una petición minoritaria.  Luis Valdenebro también le brindó a Fermín Bohórquez el quinto, con el hierro de Pallarés. El berrendo, largo, abierto de sienes, mostró poca raza de inicio. Galopando de costado, le pegó varios derrotes, pero fue obediente y a más durante la lidia. En este toro salió el sol entre las nubes. Tras las cortas, pinchazo y medio rejón, trasero y caído. Se notó la inercia de sacar pañuelos a la muerte del toro. Lea Vicens recibió al sexto a lomos de Bach. El toro, ancho de pecho, fuerte y bajo, tuvo codicia y nobleza. Le dolieron los dos rejones de castigo y las banderillas. La francesa hizo gala de su doma, en una faena extrañamente sin música, después de que sonara Puerta Grande. Clavó dos rosas para finalizar y tras dos pinchazos, dejó un rejonazo entero en su sitio. Dio una vuelta al ruedo.